Las varices son un problema que afecta a más del 50% de la población, siendo las mujeres las que las sufren más que los hombres. Aprender a como prevenirlas o en su caso, eliminarlas, es crucial para mejorar la salud tanto física como estética de nuestras piernas.

Las varices se forman cuando las venas no son capaces de devolver la sangre al corazón. Esto hace que ésta se acumule en la zona más baja de nuestro cuerpo: las piernas, provocando así la aparición de varices.

¿Por qué aparecen las varices?

Cada persona es un mundo, y cómo afectan las varices a cada una de ellas dependerá de diversos factores, entre ellos:

Ser sedentario. La falta de ejercicio y llevar una vida inactiva es uno de los factores que más propicia la aparición de varices. Es importante conocer que la circulación de las piernas se activa cuando nuestros pies se apoyan en el suelo al caminar. Por lo que una clara falta de movimiento puede ser fatal para nuestra salud circulatoria.

Tener sobrepeso. Los kilos de más que podamos tener en nuestro cuerpo provocan que la presión de las venas aumente, favoreciendo la aparición de insuficiencia venosa crónica, además de las temidas varices. Cabe tener en cuenta que el sobrepeso también aumenta las posibilidades de sufrir estreñimiento y distensión abdominal.

Pasar mucho tiempo de pie. Todas aquellas profesiones que conllevan pasar mucho tiempo de pie tienen un mayor riesgo de sufrirlas. Entre los afectados podríamos hablar de peluqueros, azafatas, dependientes de tiendas, etc.

Hormonas femeninas. Las varices son propicias de aparecer en ambos sexos, sin embargo, son más comunes en mujeres. Esto de debe a cuestiones hormonales. Las mujeres aumentan el riesgo de sufrirlas con el embarazo y con la edad. Se estima que más del 50% de mujeres mayores de 50 años sufren de varices.

Genética. En ciertas ocasiones, las varices aparecen debido a una debilidad congénita del tejido cognitivo. Esta condición puede ser hereditaria y por lo tanto, las varices.

Tipos de varices

Por supuesto, no todas las varices son iguales y la forma en las que éstas no afectan tampoco lo es. El tratamiento para eliminarlas variará en función a la condición de las mismas. Por ello, entre las más propensas, podemos destacar:

Superficiales. Este tipo de varices también es conocido como TELANGIECTASIAS o ARAÑAS VASCULARES. Son varices muy visibles pero de pequeño tamaño. Normalmente, éstas tan solo ocasionan problemas estéticos, aunque si no se tratan como es debido, puede ocasiones problemas mayores.

Tronculares. Éstas son las varices propiamente dichas. Suelen tener un tamaño mayor y mostrarse más gruesas y abultadas. Suelen mostrar síntomas como dolor, sensación de pesadez, dermatitis, aparición de úlceras, etc.

Alimentos que ayudan a aliviar los síntomas de las varices

Las varices suelen ser bastante molestas, por ello, además de un correcto tratamiento, existen una serie de alimentos que pueden servir para calmar los síntomas, como por ejemplo:

Frutos rojos. Los arándanos, frambuesas o fresas estimulan la circulación periférica de las piernas y fortalecen los vasos venosos.

Verduras de hojas verdes. Ayudan a mantener las venas saludables, ya que son ricas en fibra dietética.

Pescado azul. Regularmente, se recomienda tomarlo 2 veces a la semana. Esto se debe a que es rico en Omega 3, un nutriente que favorece la circulación.

Medidas preventivas contra las varices

En el caso no sufrir las temidas varices y querer prevenirlas, existen diversas recomendaciones que se pueden seguir para mantener una correcta circulación sanguínea.

Mantener una vida saludable. Comer sano y mantener una vida activa siempre va a favorecer a que nuestro organismo trabaje correctamente.

Evitar el calor. La exposición a altas temperaturas puede propiciar la aparición de varices, ya que el calor aumenta la dilatación de las venas y por lo tanto, aumenta el riesgo de que la sangre se estanque en ellas. Bañarse con agua extremadamente caliente o exponer las piernas al sol o al radiador, tampoco es recomendable.

No abusar de los tacones. Los zapatos altos cambian repentinamente nuestra forma de caminar, por lo que afecta directamente a la circulación sanguínea. Si es estrictamente necesario llevar tacones, se recomienda sentarse de vez en cuando para ayudar a la circulación.

Elegir el deporte adecuado. Todo el deporte es bueno para nuestro organismo, sin embargo, es necesario evitar aquellos deportes que supongan un gran impacto en las piernas, como correr, saltar, etc.

Reducir la sal. Abusar de la sal provoca hinchazón y la retención de líquidos, por lo que se recomienda reducir su consumo.

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