Las navidades son una época del año llena de cenas, comidas y reuniones ineludibles donde la comida es a veces, sin deberlo, la protagonista de la fiesta.  Esos excesos no sólo conllevan problemas de carácter digestivo, también de aumento de peso si se prolongan en el tiempo varias semanas.

Existen claves para hacerlo más llevadero y poder controlarlo.

1. Planificar los menús previamente es importantísimo. Intentar que los ingredientes sean cocinados de la forma más natural posible, acompañarlos de guarniciones poco grasas, servirlos en plato pequeño  y sacar a la mesa las salsas separadas, son trucos efectivos.

2. Una cosa más que se puede hacer es no estar en ayuno demasiado tiempo. Hacer las 5 tomas de comida repartidas a lo largo del día, añadiendo un tentempié ligero a media mañana y a media tarde que calmará la sensación de hambre y hará que la comida principal no se realice con tanta ansiedad. También compensar el exceso de una comida o de una cena el resto de la jornada. Es decir, si se hace la comida muy copiosa, la cena deberá ser ligerísima, y si por el contrario se prevé una cena abundante, el mismo día hay que intentar hacer ingestas pequeñas y livianas.

3. Durante el día hay que beber abundante agua, de esa manera se irá algo más lleno al comienzo de cada comida. Además las ingestas fuertes dan sed y puede ser la forma de combatirla desde el principio.

4. Cuando se realiza la compra se puede empezar a poner medidas preventivas, como por ejemplo comprar las versiones más light de los productos que vayamos a utilizar. Por ejemplo, las patatas fritas chips (suelen tener sal, además del exceso de aceite y pueden producir, grasa, celulitis y retención de líquidos) para los aperitivos pueden sustituirse por las versiones que son horneadas, a veces se encuentran bien en grandes superficies. Salsas y mahonesas reducidas en materia grasa son fáciles de encontrar. Poner crudités de verdura y encurtidos como ajos en vinagre, pepinillos agridulces, cebolletas, variedades de aceitunas… Los quesos pueden ser seleccionados por su materia grasa, optando siempre por los más frescos y menos saturados. Más jamón ibérico y jamón dulce y nada de oír hablar del resto de embutidos. Poner algunas tostaditas de pan integral con queso ligero de untar y compota de grosellas o similar, es una opción de canapé sabroso y ligero. Otro tipo puede ser esas mismas tostaditas de pan con pastel de cangrejo por encima, que no superan los 4gr de grasa por cada 100gr. Seguro que cada cual agudiza el ingenio y se le ocurren multitud de canapés y aperitivos muy poco calóricos.

Y bien, tras los aperitivos vienen los primeros platos. Hay variadísimas opciones y todas muy sanas. La lombarda, un clásico. Consomés bajos en grasa, cremas de verdura (sin nata ni queso), ensaladas vistosas donde a las hojas verdes podemos añadir frutas como manzana, pera o granada, pasas o piñones, trocitos de apio, alcaparritas y vinagre balsámico. O podemos poner mariscos y moluscos, como nécoras, vieiras, ostras, pulpo, gambones rallados, langostinos, y más.

Los segundos platos son menos complicados de lo que parecen. Lo mejor es optar por pescados y carnes magras cocinadas de la forma más saludable posible, horno o plancha. Si son frescos y de primera calidad no hace falta casi guarnición, aunque de hacerlo podemos optar por varias. Por ejemplo, unas patatitas cocidas con cilantro y aceite de oliva para los pescados o unos espárragos trigueros a la plancha con esquirlas de jamón ibérico. Para las carnes una escarola con granada, cebolletas pochadas con migas de pistachos o unas verduritas rehogadas.

5. Salir a caminar 30 minutos después de comer, o bailar  durante un rato con nuestra familia en casa, puede ayudar a quemar parte de las calorías.

Leave a Reply

Call Now Button