En el supermercado y en la cocina pueden empezar muchos problemas de peso…Descubre cómo sortearlos para que no afecten a tu silueta.

  • Compra con el estómago lleno.

Ir a hacer la compra con el estómago vacío hace que el cerebro reaccione más a los estímulos visuales y acabes comprando cosas superfluas y casi simpre calóricas. Lo más adecuado es ir a comprar después de la comida del mediodía o tras el desayuno.

  • Al vapor, más saludable.

La manera más sana de cocer singras es al vapor. Además mantiene las propiedades nutritivas y físicas de los alimentos. Ve al mercado, elige una verdura que no hayas probado y prepárala al vapor.

  • El mercado es más fresco.

Encontrarás productos más frescos, más cercanos y de temporada. Si llenas el carrito con ellos, no te cabrán los empaquetados del supermercado, con más calorías, más aditivos y menos nutrientes. La sana dieta mediterránea y los mercados son inseparables. No pueden vivir el uno sin el otro.

  • La plancha tiene truco.

La mejor opción para freir alimentos es la plancha. Es fácil, rápida y no aporta calorías de más, sino que resta al permitir que la grasa se escurra. Pulveriza con aceite el alimento, no la plancha. Los alimentos gruesos como la pechuga de pollo se cocinan a fuego lento y los finos a fuevo vivo.

  • Lleva la lista de la compra hecha.

La improvisación está muy bien en general, pero no al hacer la compra. Ahí debe tener solo un pequeño espacio para las ofertas y caprichos. Pero la mayor parte de la compra se hace en casa en función del menú semanal.

  • Prueba el papillote.

Es una técnica muy sana que consiste en hornear alimentos envueltos en papel de aluminio o sulfurizado.

  • Elige raciones pequeñas.

El tamaño importa tanto a la hora de comprar como de servir. En este caso, más grande no es mejor. Idea: si compras a granel o botes grandes porque salen más baratos, siempre que sea posible, divide en casa en envases más pequeños.

  • Potajes, sí.

Cuando uno piensa en un potaje, le viene a la cabeza un caldo repleto de alimentos grasos como chorizo o morcilla, pero no tiene que por qué ser así. Haz potajes con legumbres y muchas hortalizas frescas. Pueden ser solo vegetarianos o puedes añadirles algo de pavo o pollo. Si al potaje de legumbres le añades arroz u otro cereal también completas el aporte de proteínas.

  • Huevo frito de otra forma.

Un huevo frito es un clásico que gusta a todos, pero sus aproximadamente 108 kcal echan para atrás. Hay una manera menos calórica de hacerlo: pon en una sartén dos cucharadas de agua mineral con gas, cuando hierva pon el huevo y fríelo.

  • Así se llena el carrito.

Seguir un orden determinado a la hora de hacer la compra para ir llenando el carrito te audará a hacer la compra más sana. Empieza por coger las legumbres, el arroz y el agua. Sigue con verduras, hortalizas y frutas. Termina con la carne, el pescado y el pan.

  • Si tienes hambre, ponte a cocinar.

Es decir, no te pongas a comer cualquier cosa al alcance de la mano. Cocinar tiene un efecto psicológico. Uno se ocupa de manera intensiva con los alimentos. Después, al comer lo preparado, lo disfrutarás más y te sentirás satisfecha en todos los sentidos.

  • Sustituye todo lo que puedas.

Cada vez que cojas un alimento entre las manos, pregúntate si hay una opción más ligera. Usa leche en lugar de nata para las salsas, queso fresco por mantequilla en las tostadas, hamburguesa de tofu por las de ternera o cerdo, tortas de arroz…

  • Aprende a leer etiquetas.

Muchas veces te asaltan las dudas ante un producto que parece sano. No te fíes tanto de la publicidad y de las imágenes de la etiqueta como de las lista de ingredientes. Evita los alimentos que contengan más de tres aditivos o números E.

  • La tarta casera.

Atrévete a hacer la tarta para un cumpleaños en lugar de comprarla, usa menos azúcar del que ponga en la receta y sustituye 1/4 de harina blanca por integral.

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