Es una de las hortalizas con más propiedades: contribuye a reducir el colesterol, cuida el hígado y mucho más.
Casi todas las dietas de adelgazamiento la incluyen por su escaso aporte de calorías (21 kcal por cada 100g), pero sobre todo por su acción depurativa. Limita la absorción de colesterol y la cinarina, uno de sus componentes, favorece el buen funcionamiento de hígado, vesícula y riñón.
Una ración de alcachofas (150g) aporta 14g de fibra dietética, casi el 40% de la cantidad diaria recomendada. Gracias a este aporte, resulta saciante y ayuda a controlar los niveles de azúcar y colesterol. Además, su fibra soluble tiene un efecto prebiótico, que cuida la flora intestinal, y previene el estreñimiento, al funcionar como un laxante suave.
Al preparalas, para evitar que se oxiden sumérgelas en agua fría con un chorro de vinagre o frótalas con limón.