La piel, recubre todos y cada uno del resto de órganos de nuestro cuerpo. Protege de infecciones y daños externos. Debemos estarle agradecidos y proporcionarle, de cabeza a pies, todas las atenciones que necesita.

La piel, no es de la misma dureza en todo el cuerpo. La prueba es sencilla, comprueba la parte interior de tu muñeca, seguro que es tan fina que logras verte el azul de las venas. Ahora descúbrete un codo y tócalo, o mejor aún, los talones. ¿Lo has experimentado? No es la misma piel, con esto estarás de acuerdo.

Por esa razón no se puede tratar de igual manera a dos zonas diferentes y sin embargo sí que merecen tener los cuidados que precisan por separado. Acude a una clínica médica para que te puedan asesorar y recomendar distintos tratamientos según tus necesidades. Beneficios de los tratamientos: Acción hidratante y oxigenante a nivel profundo, restauración del manto hidro-lipídico, acción protectora frente a agentes externos (radiaciones solares, polución, etc), regeneradores dérmicos, otorgan luminosidad, juventud a la piel y elasticidad en los tejidos.

Como complemento al tratamiento los especialistas recomiendan distintos cuidados domiciliarios: una crema de contorno de ojos, hidratante para cara, cuello y escote. Leche corporal para el resto del cuerpo, o aceite específico, como el de argán o rosa de mosqueta. Un truco para codos, rodillas y talones es diluir en la leche corporal un poco de aceite puro de rosa de mosqueta y aplicarlo en esta zona que tiende más a la aspereza. También es bueno hacerlo para zonas delicadas como el pecho, el escote y la zona de la cadera, proclive a la aparición de estrías. Para los pies una crema específica, pues es una piel más dura, y para las manos sucede lo mismo.

La higiene de la piel es algo que se da por sentado. Antes de aplicar cualquier crema hay que comprobar que no se hace sobre una capa de suciedad.

La piel, al estar completamente expuesta al exterior hay que protegerla debidamente en las diferentes épocas del año. En invierno mantenerla caliente y alejada del frio y la humedad y en verano utilizando ropa ligera, gafas de sol y factor de protección para que no se queme al sol. Tratar de que no se infecte y no dejar que las heridas o quemaduras que pensamos que no tienen importancia evolucionen por sí solas cuando aparecen, porque puede ser peor. Es vulnerable a infecciones, igual que otros órganos, y no es bueno. También deberás vigilar periódicamente manchas, lunares, pecas o aquellas alteraciones cutáneas que llamen tu atención, por tamaño, cambio brusco, relieve, forma, sangre o picor.

Ama tu cuerpo, cuídalo

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