No hay fórmulas mágicas para perder peso

Ya han pasado las vacaciones de Semana Santa, hemos disfrutado de la compañía de nuestra familia y amigos y también nos hemos atiborrado a comer,beber…Todas las advertencias de moderación nos las hemos saltado ¿Y ahora qué? Pues que la báscula tampoco engaña y nos confirma que, efectivamente, una vez más hemos pulverizado todos los regímenes alimenticios.

Comienza entonces la batalla por perder esos kilos que sobran y que con tanto esfuerzo habíamos perdido. «Quien comió hasta enfermar, ayune hasta sanar», dice el refrán, pero por ahí no pasa la solución.

La primera medida es no desesperar y hacer caso a los especialistas: ¡Mucho ojo con las dietas milagro! ¿Por qué? Pues porque el 95% de las personas que pierden peso con este tipo de dietas vuelven a recuperarlo, y además acompañado de unos kilos extras, merced al fenómeno conocido como efecto «yo-yo». Y ésta no es creencia popular, sino una verdad científica avalada, entre otras instituciones, por la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas (AEDN).

La explicación al porqué de esa ganancia tan rápida de peso se debe, según la AEDN, a que cuando se abandona la dieta milagro, los sistemas fisiológicos de hambre y saciedad inducen a una sobreingesta para compensar el período de restricción severa anterior. Esta situación conlleva a que la persona coma más y tenga una ingesta superior a sus necesidades, lo que a su vez provoca una recuperación mayor del peso perdido, que en gran parte se almacena en forma de grasa corporal.

Por otro lado, cuando hay una restricción energética severa en la alimentación, el organismo reacciona rápidamente disminuyendo su metabolismo para intentar gastar menos y contra restar esa deficiencia energética. Finalmente, el peso perdido en un breve espacio de tiempo se debe principalmente a la pérdida de agua y masa muscular y no de grasa corporal. Además, el sujeto que hace este tipo de dietas se vuelve «adicto» al efecto engañoso de la pérdida de peso.

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