Son afecciones distintas, aunque las alergias y las intolerancias alimentarias pueden desarrollarse con síntomas similares.
Las intolerancias alimentarias, como la lactosa o la frutosa, provocan que el organismo no pueda digerir bien un alimento, por lo que la persona puede tener náuseas, gases, retortijones abdominales, diarrea o, también, dolor de cabeza.
En una alergia alimentaria, en cambio, el sistema inmunitario interpreta que un determinado alimento (el que produce la alergia) es un invasor y muestra una respuesta desproporcionada en el orgnismo liberando histamina para combatirlo. De ahí que se presenten síntomas como problemas para respirar, urticaria, inflamación o bajadas de tensión, entre otros.
La diferencia es que en caso de la intolerancia puedes ingerir pequeñas cantidades de los alimentos problemáticos, mientras que con la alergia debes evitarlos pro completo e incluso no tocarlos ni olerlos.
